martes, 17 de abril de 2012

"SALVEMOS LA TIERRA"



La visión del progreso que ha  impulsado la economía del mundo desde la segunda guerra mundial ha enriquecido a muchos, pero ha empobrecido a la Tierra, la velocidad con que dicha destrucción opera se ha acelerado en gran manera por la exportación de esta visión del progreso, a todos los rincones de la tierra.
A la mayoría de la gente le resulta más fácil medir la riqueza en términos monetarios o en función del beneficio que puede obtenerse de ella, el daño irreversible no solo consiste en la perdida de especies sino que  también se han perdido hábitats enteros.
También puede calificarse de irreversible el uso que hacemos de aquellos recursos que son limitados  e imposibles de volver a utilizar, especialmente las reservas de combustibles fósiles. Por ello, se ha dado una generación de “verdes”, que se esfuerzan por perseguir valores alternativos dentro del mismo vientre de la bestia industrial, es vivir más en armonía con la tierra y ayudar al proceso de curación, dando a la tierra tiempo y espacio para salvarse a sí misma.
Vivimos en un autoengaño, encadenando de manera bastante necia el desarrollo tecnológico a la obtención de un beneficio, hemos ignorado la repercusión de tales tecnologías en el ambiente. Estas de cualquier clase que sean solo pueden dar parte de la respuesta; solo una combinación de nuevas tecnologías y cambio de valores puede ofrecer una esperanza seria.
En 1992 se celebró la cumbre sobre la tierra, tenía como principal finalidad situar los problemas ambientales en el centro de la política y de las decisiones económicas para garantizar que tanto los países en desarrollo como los industrializados lleven a cabo la transición a un proceder más saludable ecológicamente y a un desarrollo viable, que son las claves de nuestro futuro común.
Carlo Ripa di Meana afirmaba:” lo que debe proponerse son actuaciones concretas, preservar la prosperidad y el desarrollo tecnológico, pero adaptándolos, o mejor dicho forzándolos a ajustarse, a las exigencias de la viabilidad ecológica.  
Una frase que refleja propiamente el estado actual en que se encuentra nuestro mundo, está dado por Ernst von Weizsäcker:
“Los precios deberían reflejar la verdad ecológica. Sólo así puede la eficacia de la economía de mercado ser de utilidad para el ambiente”
El título nos adentra, acerca de un panorama en el que nos desenvolvemos y que si bien el libro, fue escrito hace ya varios años, su temática sigue  vigente en nuestros días, pues no hemos tomado conciencia de lo que en realidad causan nuestras acciones, día con día, buscamos más y más un “progreso” traduciendo el concepto en algo material, en una retribución monetaria, que a ahora y en futuras generaciones nos cobrará un precio incosteable, hemos aprovechado cada recurso natural, explotándolo para nuestro beneficio, pensando que será eterno, sin retribuirle a la naturaleza un poco de lo que tomamos, por ello debemos considerarlo realmente como la última oportunidad para crear edificios inteligentes, hacer uso de energías renovables y preservar lo que aún nos queda.  

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