Cuando consumimos, sea lo que sea, desde comer un
bocadillo hasta circular a toda velocidad por una autopista, estamos utilizando
recursos naturales y generando residuos que van a parar a la naturaleza. cada
uno de nosotros ocupa un lugar en el medioambiente y la medida del impacto que esto supone para la
naturaleza es la huella ecológica. este concepto fue
introducido por william rees y mathis wackernagel, especialistas en
planificación urbana. la huella ecológica como indicador no busca definir qué
cantidad de personas pueden vivir en un espacio determinado, sino la cantidad
de tierras productivas y de espacios marinos necesarios para que una población
dada mantenga su nivel de vida. es decir, trata de reflejar el impacto de nuestro modo de vida sobre el planeta en
términos de superficie utilizada.
mientras no extraigamos más de lo que el planeta puede darnos o absorber, todo
irá bien. por el contrario, si utilizamos más recursos naturales de los que la
tierra es capaz de regenerar, corremos el riesgo de provocar una catástrofe. la huella ecológica es un indicador útil para
reflexionar acerca del desarrollo sostenible.
el cálculo de la huella ecológica puede hacerse por países. para ello, se suman la superficie dedicada a la explotación de los recursos de la tierra (agricultura, ganadería, pesca, extracción de petróleo, etc.), la superficie construida (hogares, actividades económicas, servicios, carreteras, etc.), la superficie de bosques necesaria para la absorción del co2 emitido y la necesaria para el almacenamiento de residuos. se divide el resultado de esta suma entre el número de habitantes del país en cuestión, y el resultado obtenido es la cantidad de tierra necesaria por habitante.
el cálculo de la huella ecológica puede hacerse por países. para ello, se suman la superficie dedicada a la explotación de los recursos de la tierra (agricultura, ganadería, pesca, extracción de petróleo, etc.), la superficie construida (hogares, actividades económicas, servicios, carreteras, etc.), la superficie de bosques necesaria para la absorción del co2 emitido y la necesaria para el almacenamiento de residuos. se divide el resultado de esta suma entre el número de habitantes del país en cuestión, y el resultado obtenido es la cantidad de tierra necesaria por habitante.
"la huella ecológica es la superficie
correspondiente de tierra de cultivo y de ecosistemas acuáticos necesarios para
producir los recursos utilizados y para asimilar los residuos producidos por
una población determinada con un nivel específico de vida material,
independientemente del lugar donde se encuentre" william e. rees, economista medioambiental, profesor
de la universidad de la columbia británica de vancouver, canadá.
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